
06 Mar Käthe Kollwitz
Esta mujer pintora, grabadora y escultora vivió en Alemania entre 1867 y 1945, que era digamos uno de los peores momentos para vivir.
En la primera guerra mundial perdió a su hijo y en la segunda a su nieto. Su padre terminó la carrera de derecho pero por sus ideas socialistas no pudo ejercer y terminó trabajando de albañil. Apoyado por su padre, Käthe empezó a estudiar dibujo aunque en aquella época no era nada fácil estudiar siendo mujer. Casada con un médico socialista, vivió como pobre entre los pobres.
Así que podéis imaginar que su obra no es muy alegre que digamos. Hizo series de grabados para reflejar la pobreza, la vida de los trabajadores y de las mujeres, todos ellos maltratados por un capitalismo bastante salvaje como el que les gusta a Milei, Abascal, Trump.
No tuvo mucho éxito económico porque los que compraban arte no eran muy admiradores de su obra. Perteneció a la Academia de las Artes hasta que Hitler, en su afán de limpiar el arte de la execrable huella del comunismo, la expulsó junto a otros muchos. Siempre defendió a los humildes, a los parias, a los que sufren en la guerra (y en la paz). Al ver sus grabados pienso personalmente que reflejan sobre todo los sentimientos, las emociones y las sensaciones más que los conflictos y las guerras, que también. Puedo considerarlo por tanto reivindicativos en tanto que muestran todo aquello contra lo que luchaba, pero mi sensación es que era más partidaria de enseñar la realidad y sus consecuencias que de llamar a la acción de las masas. A lo mejor digo una burrada cuando digo que en cierta manera me recuerda a Goya y sus desastres de la guerra. Bueno, puedo decir burradas porque no soy un experto y aquí solo expreso mi parecer.
Su escultura “Madre con su hijo muerto” es el monumento a las víctimas de las guerras y de las tiranías elegido por los alemanes y está en una plaza de Berlín que yo, desgraciadamente, no visité en mi viaje relámpago de hace unos años. La necesidad que tiene una parte de la sociedad de ver el lado religioso de las cosas hace que sea conocida como “La Piedad de Kollwitz” y sin conocer las creencias religiosas de la artista yo solo veo una madre sufriendo por la muerte de su hijo que no había venido a salvar a nadie ni era dios ni nada. No encuentro nada relacionado con las piedades de las iglesias cristianas sino más bien quizás una sibilina crítica hacia esta religión. Es como si Käthe nos dijera: mirad, a esta madre sí que la han matado a su hijo de verdad y sufre de verdad aquí, ahora, en esta época y esto se debe a la injusticia de ahora, la realidad que vivimos y que no es una historia bíblica.
Su obra resulta muy actual en estos tiempos en los que parece que otra vez se nos empuja a la guerra.
Muy conocida en Alemania, yo no había oído hablar de ella hasta hace unos pocos días. Cuando he visto sus grabados me he sobrecogido por su fuerza y por su enorme poder de transmitir la situación de la clase más pobre, algo que no es muy decorativo en casa de nadie, así que hasta el último momento que habitó entre nosotros, las pasó putas. Pero putas putas.
Según parece en España no ha recibido mucho bombo. No me extraña que los fascistas la mantuvieran en el anonimato durante la dictadura de Franco, pero si me resulta más raro no haberla conocido antes. En Alemania por lo visto la tienen en gran estima. Personalmente me la dio a conocer el espacio “artesano” que divulga Pablo Ortiz de Zárate en Cadena SER.
Conviene ver sus grabados despacio, mirando los gestos, los movimientos, el lenguaje corporal de los protagonistas. Es desde mi punto de vista muy recomendable pasearse por las imágenes que está en el primer enlace más abajo mientras se escucha el espacio de radio del último enlace.
Como diría Sandra Savater: mujer tenía que ser.
Las imágenes las he descargado de wikipedia.org y wikiart.org.
Muchas más imágenes de sus grabados: https://www.wikiart.org/es/kathe-kollwitz/all-works#!#filterName:all-paintings-chronologically,resultType:masonry
Su vida en: