28 Jun EL CALOR DE UN BAR EN EL AMOR
Contenido
Música: Gabinete Caligari – El calor del amor en un bar /enlace a youtube–>
El calor de un bar en el amor es un fotograbado que hace referencia a esas cosas que pasan en esos locales en los que he invertido tanto tiempo de mi formación vital.
El grabado
Un dibujo a mano alzada y una fotografía sirvieron de base para realizar una composición gráfica en el ordenador. A partir de ahí se consigue un negativo y se imprime un fotolito sobre un acetato transparente. Este fotolito se coloca sobre una una plancha de metal fotosensible que recibe luz ultravioleta. Ahora hay que revelar la plancha obteniendo una matriz. Las zonas que han recibido luz se endurecen y las que han estado tapadas con el negativo son solubles en agua. Todo lo que queda registrado en la plancha es receptora de tinta, mientras que el resto se puede limpiar. Se entinta y se estampa la serie uno por uno, por lo que el resultado final es una serie de originales que nunca llegan a ser del todo exactos. No se trata de láminas sino de originales en sí mismos. Al terminar la serie se marca la plancha para que no se puedan estampar más ejemplares.
Puedes comprarlo aquí
Este fotograbado fue realizado en 2011. La serie está compuesta por: 1 BAT y 75 ejemplares numerados estampados sobre papel de algodón Hahnemühle.
Dimensiones de la mancha 5 x 27 cm. sobre papel de 9 x 40 cm. Está a la venta en esta página al precio de 45 € más gastos de envío.
Un relato de ficción
Lleva tiempo en el bar y cree que ha bebido más de cuarenta cervezas hoy. Pide otra mientras sigue esperando a esa chica que le trae loco desde hace un par de meses. Todas las tardes, toditas, la encuentra en este mismo bar al salir del trabajo. Apenas entre hoy por la puerta, va a disparar a bocajarro. Que se ha enamorado de sus ojos verdes, que sueña con acariciar su pelo liso y rubio., que ya ha olido su perfume tibio, pero quiere comprobar de cerca si efectivamente son aromas de jazmín y romero. Pues esas cosas.
Otra cerveza mientras espera ver aparecer esas piernas con las que se obsesiona todas, toditas las noches. Ya va mediado el botellín número cuarenta y uno cuando se abre la puerta . Nada más asomar la puntera de sus zapatillas de deporte (las tiene en su memoria desde hace meses) se coloca delante de la escalera para comenzar a soltar las frases ensayadas durante toda la semana. Lástima no poder completar la primera debido al empujón. Según comenzaba a caer por la escalerilla, vio a una mujer preciosa de ojos negros con melena morena y rizada entrando al lado de su chica favorita. La desconocida de ojos verdes se abrazaba a su novia y miraba asustada el último traspiés de un cuerpo en ruinas de ese chico que no hacía más que mirarla desde hacía varios meses. ¡Joder, vaya pedal lleva hoy! ¡Vaya hostión se ha metido!
Desde el suelo, dolorido, inmóvil, él que creía que no había nada como el calor del amor en un bar, pues iba a ser al revés la cosa.
Félix R.