11 Dic POR LOS PELOS
Ella no tiene habilidad ninguna para recogerse el pelo. Peor aún, ninguno de los cincuenta hombres aquí presentes sabe ni quiere hacerlo. Todos ellos entran en pánico solo pensando tocar un cabello de esta mujer joven y atractiva. No hay tiempo para llamar al peluquero; la ceremonia que ella va a oficiar en apenas dos horas exige solemnidad y no admite pelos sueltos. Tres mil asistentes y televisada en directo a varios millones de hogares, la audiencia propia de esta fecha histórica. Domingo siete de mayo de dos mil treinta, la primera sacerdotisa católica cristiana ordenada por el Vaticano, celebrará su primer oficio. ¡Qué diablos!, con el pelo suelto.
Este relato es del 4 de septiembre de 2014