10 Mar LA LIBERTAD EMPUJANDO AL PUEBLO
Contenido
Música: Yo te nombro – Nacha Gevara /enlace a youtube–>
Este artículo está dedicado a una de mis obras que ha dado lugar a diversos formatos. Para hacer los cianotipos necesitaba el dibujo. Derivado de ellos hice la pintura y por último a partir de esta hice los prints. Para rematar surgió el relato y para explicar un poco el porqué de todo hago una referencia a una historia personal.
La pintura
Basándome en el cuadro de Delacroix, se representa irónicamente una actualización de la falta de liderazgo de la Libertad. No sin pena y mucha preocupación por mi parte, ya se está viendo cómo llegan al poder líderes de opinión absolutamente locos, sin programas electorales o peor aún, con programas electorales fascistas. Pero eso ya lo cuento en el relato también de una forma más desenfadada. Una vez hecho el cianotipo monocromático, sentí el impulso de pintar este cuadro que ves como imagen principal de este artículo, sobre madera de 80 x 58 cm. Estará a la venta tan pronto como resuelva la cuestión del envío, para poder hacerlo de forma segura. Su precio será 650 € más gastos de seguro y envío. Aunque si eres de Valladolid y te gusta y no quieres esperar ni pagar gastos, puedes mandarme un correo a ojoalgato@felixrebollo.es
El dibujo
El dibujo en grafito de tamaño 42 x 30 cm, surgió únicamente como base para elaborar el negativo de uno de los cianotipos que preparé para la exposición “Cianotipias imposibles” – Casa de las Artes de Laguna de Duero, 2018 – imaginando la manera en la que Eugène Delacroix tendría que pintar actualmente su cuadro La Libertad guiando al pueblo. Ahora este dibujo lo tengo en reserva para finalizarlo en acuarela.
Los cianotipos
Los cianotipos, como su nombre indica, se realizan con una técnica monocromática en al que el resultado es una imagen azul. Uno de los Cianotipos de la exposición Cianotipias imposibles (Casa de las Artes de Laguna de Duero) A partir del dibujo en grafito anterior, tratado por medios digitales se imprime un negativo sobre acetato. Posteriormente este acetato se coloca sobre un papel impregnado con una solución fotosensible y todo ello se expone a la luz ultravioleta de una insoladora. Las zonas transparentes del negativo dejan pasar la luz, de manera que fijan la solución al papel, mientras que las zonas opacas quedan intactas. Posteriormente estas zonas no fijadas al papel se someten a un proceso de lavado y desaparecen, mientras que las zonas fijadas adquieren un tono azulado y quedan impresas sobre el papel. Es por tanto un proceso de fotografía que data de la primera mitad del siglo XIX, pero aplicado a mis dibujos.
Es una serie de 50 ejemplares numerados y firmados que pronto estará a la venta en esta página al precio de 70 €, siendo el tamaño final de 24 x 18 cm.
Los prints
Los prints son impresiones digitales de gran calidad sobre un papel de calidad y gramaje alto. Este print en concreto, La libertad empujando al pueblo, está impreso en un tamaño final 30 x 21 cm. y se trata de una serie de 100 ejemplares firmados. No se van a imprimir más ejemplares una vez vendida la serie. Se realiza a partir de la fotografía del acrílico sobre madera del mismo título. Están a la venta en esta página al precio de 30 €. Si quieres, puedes acceder a la tienda aquí.
Un relato de ficción
Hubo un momento en el que la vida sonreía a La Libertad. Era tal el malestar social que para canalizarlo bastaba con ponerse delante de las masas, agitar una bandera para llamar su atención y guiar al pueblo hacia su destino. Por aquí, un poco más allá, —gritaba — No paréis hasta aquel montículo y sobre todo no retrocedáis. Y en verdad era fácil. Había ganas.
En algún momento la cosa empezó a torcerse y el pueblo empezó a dispersarse, a distraerse. La Libertad, seguía ensimismada avanzando y no se percató de que cada vez tenía menos gente a sus espaldas. Es cierto que las masacres perpetradas por los poderes establecidos diezmaron a sus seguidores, pero además de la muerte física estaba el miedo a ser torturado, a perder a los seres queridos o lo que es peor, a que fueran también ellos torturados. Todos esos miedos habían terminado por deshacer su comitiva.
La Libertad siguió intentándolo, pero entonces entró en juego el marketing, La otra libertad llegaba con la hipoteca para vivir donde cada uno quisiera, a través de unos determinados pantalones vaqueros o conduciendo un coche que te lleva al fin del mundo.
La Libertad ahora tenía que empujar al pueblo e intenta sin mucho éxito llamar su atención para que su gente no terminara atrapada en redes sociales, en pantallas y en trampas de esa falsa libertad creada a través de inteligencias artificiales o por falsos líderes mediáticos que en realidad te prometían el racismo, el fascismo, la falsa seguridad.
Sabedora de que sus seguidores gustaban de la cerveza, La Libertad barajó la posibilidad de liderar a la peña con una litrona en la mano, por eso de atraer a los jóvenes. Mientras se planteaba si esto era moralmente asumible o no, un tal MAR le quitó la idea y volvió a captar parte de su séquito. Es por eso que en esta última etapa de su vida, La Libertad se plantea una jubilación merecida, no tanto por los éxitos conseguidos (que algunos hay) como por la lucha mantenida durante muchos años y el cansancio que conlleva. Es por eso que nuestra tarea ahora es mantenerla en nuestra memoria y quizás sea el momento en el que el pueblo empiece poco a poco a regenerar de La Libertad. Cada uno en función de sus fuerzas. Aunque solo sea por lo que nos jugamos. Aunque solo sea por el miedo que la tienen, por sus pasos que vigilan, por la forma en que la atacan, por los hijos que la matan.
Félix R.
Un poquito de historia real
Mi madre nació en 1932 y la pusieron de nombre Libertad. Dice recordar haber estado vestida de republicana, pero eso quizás haya sido algo parecido a un recuerdo inducido porque en realidad era una niña muy pequeña con un nombre muy grande y bastante peligroso. Quizás por eso en su barrio, Las Delicias, era conocida como Liber. La cosa se torció y un buen día, cuando estaba jugando con mi abuelo en la calle, a la pelota, se quedó sola porque unos falangistas se lo llevaron. Se quedó sola en la calle, con la pelota, viendo como unos falangistas lo metían en un coche y se lo llevaban. Mi abuela empezó a llamarla Peque. Pero un cura de Las Delicias aconsejó bautizarla y cambiarla el nombre, porque ya había tenido alguna situación en la que alguien alguien la llamó por su nombre verdadero y un falangista cercano la paró en seco, preguntándola cómo se llamaba. Recuerda mi madre al falangista, su camisa, su bordado, su panza, su cuerpo y su respuesta. Me llamo Peque. La bautizaron. Hace unos treinta años descubrió que en el Registro Civil no habían cambiado de nombre, y figuraba como Libertad. Es de suponer que el cura que la bautizó no quiso levantar la liebre para proteger a la familia entera. Mi madre tuvo que elegir nombre y optó por el que todos la conocían. Pero su nombre verdadero es Libertad, tan cierto como que fascistas es el nombre verdadero de los que ahora son llamados populistas por la prensa y que por cierto, a mi madre de 92 años la dan mucho, mucho, mucho miedo cuando les escucha cantar el cara al sol cada 20 de noviembre en la catedral.